La Soledad Del Hombre Es Infinita

poema de Cuervo Negro

La soledad del hombre es infinita, aquí en la era del vacío.
Mire al espejo con la mirada caída, mis tristes ojos se posaron sobre su propio reflejo e incluso en esa mirada tan apagada encontraron prejuicios y odios pasados.
¿Es que acaso estamos todos condenados?
Si lo estamos nadie lo nota, o nadie quiere hacer nada, por miedo tal vez.
Eso decía cuando todavía era ingenuo, cuando todavía pensaba que podía cambiar las cosas…
Pero ya no, todos lo sabían, todos lo notaban, todos querían ser así.
Como una virulenta epidemia el vacío se apodero de todos. Huecos, sin alma, ahora andan allí afuera.
La soledad del hombre es infinita, pues no para el hombre que está vacío, porque para él, la compañía es un mero estado físico.
Por eso tanto odio, porque yo no estoy vacío.
¿Es que hice algo mal?
Tal vez fui castigado, tal vez en mis vidas pasadas me condene a esta existencia.
No una mala existencia, una existencia diferente.
Pero ¿Qué clase de dios condenaría a un ser como yo en una vida como esta?
A un ser que con mero contacto con la soledad se corrompe y sufre demasiado, hasta quebrar su razón.
¿Qué clase de dios castigaría a un hijo suyo así?
¿Qué hice para merecerlo?
Deje de verme en el espejo y continúe mi melancólica mañana. Era un día de esos en los que ni la luz del sol alumbra el alma. Me lave con desdén, no me importaba mi apariencia. ¡Qué demonios importaba como me veía si de todas maneras nadie se acercaría a una abominación como yo! ¡Para que perder ese tiempo que podría ser tan útil! Estoy seguro que incluso si pudiera, hasta mi sombra me abandonaría.
Esa es mi condena, pensar distinto, ver colores donde la gente ve tabú, pensar que lo pasado, no es tan malo, ni el futuro lejano. Preocuparme más allá de lo que captan mis sentidos. Por eso la sociedad me castigo, por ser producto de una casualidad cultural, un cálculo en la programación social que salió mal. Con la misma culpa que tiene un recién nacido a la hora del parto.
Ignorante de mi situación había continuado mi vida desde siempre. Antes de tener memoria ya podía notar que las cosas eran diferentes, ya podía sentir el repudio de los demás.
Pero aun así la curiosidad que habita en mi alma es insaciable, quería conocer que habitaba en las demás personas.
Y así comencé mi camino… se preguntarán que encontré.
Pues no encontré nada realmente, el alma de la persona no está vacía como pensaba en mi juventud. Todo en el hombre es pasajero, su alma es como un desierto, todo transita pero nada la habita. Su mente hueca y distraída, para que debía buscar las cosas complicadas si la vida ofrecía tanto placer en tan poco tiempo. Y su corazón miedoso e infantil, tiene miedo a ser lastimado, más no miedo a cometer maldades y lastimar a los otros, es egoísta y miserable.
Es esto lo que no entiendo, ¿Cómo vivir así?
Este es un tormento solo mío, mi infierno personal. Nadie ve las cosas como yo, por eso estoy solo y por eso moriré así.
Maldito ahora, maldito siempre.

Comentarios & Opiniones

Artífice de Sueños MARS rh

Con nuevo saludo. Interesante obra, lóbrega, de agradable purgatorio, todavía no es el infierno.
"Todo en el hombre es pasajero",...
Existen otros que de hombre solamente la máscara. Existen "otros", que merecen atención pero son los "invisibles"

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