¡Carta para ti, una más...la ultima!

Antes de marcharte,
me dijiste lo siguiente:

“…es momento de hacer bien las cosas,
tuvimos lo necesario para satisfacer nuestras vidas,
nuestros egos,
las almas,
los cuerpos;
duele terminar lo que nunca será,
aceptar lo que nunca paso.
Me ahogue de momentos,
lugares,
respuestas y dudas,
de espacios y tiempos;
acepte el poco empeño de ambos,
mucho o nada tal cual nos pasó.
No podre deshacerme de ti,
del valor que te di,
de lo que siento,
lo que esperaba; pero…
despertare algún día diferente hacia ti,
como un simple recuerdo,
sin que exista más nada,
ni de ti para mí,
ni de mi para ti.
¡Adiós de tu vida, adiós de la mía!...”

A tu lado,
hoy te digo que siempre fueron mejores las cosas,
me hiciste una buena persona
quizás y mejor de la que ahora soy yo;
viví todo un sueño,
un sueño contigo;
cumplido o no…el mejor que he tenido.

Volví a escribir todo gracias a ti;
volví a enamorarme,
me inspiraste,
me hiciste viajar donde nunca creí;
toque las estrellas,
planetas,
los mares,
pinte un universo tan solo por ti.

Vencí mis temores,
mis nervios,
mis ansias;
enmarque mil momentos:
los míos,
los tuyos,
los nuestros;
te quise con ganas y lo hare si hace falta.

A diferencia de ti;
no intentare deshacerme de nada,
ni de ti,
ni de los recuerdos, las ilusiones y demás;
nunca espere más allá de ti de lo que tu pudiste darme,
poco, mucho o nada era tuyo,
solo eso me bastaba.

Nunca quise ilusionarme con futuros,
son inciertos,
traicioneros;
me bastaba con llenarme de momentos a tu lado,
bien despierto,
sin pensar que pasaría cuando aquí…todo nos pasa.

Es la última vez que te digo que siempre te extraño,
que siempre serás al final el amor de mi vida,
eso tú ya lo sabes,
yo sé que lo sientes.

Hago mías, muy mías tus palabras:
“…¡adiós de tu vida, adiós de la mía!”,
me queda claro que jamás te será o te fue suficiente…
ni a mí tampoco,
pero acepto que así es como debe de ser...

¡después de todo,
después de tanto,
después de nada!