Primer viaje por Mademoiselle Guimauve

poema de Jesús Ávila

“voilà le portrait sans retouche de la femme à laquelle, j’appartiens”
Pocas veces se encuentra una persona que logre resaltar por su belleza, porque de bellas hay muchas que se jactan pero a resaltar son contadas.
Y menos que pocas veces se encuentra a alguien que se distinga por ser interesante, porque de palabras que van y vienen escucha hasta el más sordo de los locos.
Y debo ser el más afortunado o el más desdichado de los hombres por encontrarle a ella, que resalta de cualquier manera y no se encuentra explicación.
Es poco decir que me he quedado impresionado al conocer a Mademoiselle Guimauve, me ha encantado con sus palabras y pensamientos que revolean en el aire. Y aunque se van, no se destruyen, no estallan, como las burbujas, estos son firmes y perduran, como copo de nieves hasta chocar con la espesa capa de alguna lógica inútil.
Mademoiselle Guimauve no es una persona de muchas palabras, busca más bien penetrar de una mirada.
Y se ha sabido de quienes mueren en el bosque espeso de la retina de sus ojos, los que sobreviven a este pasaje y logran salir de ahí viven en extraña locura de éxtasis continuo hasta que se derrumban, no terriblemente, pero sí de forma fatal.
Ella no es una persona hecha para calmar demonios ella está para convertirse en uno de ellos, y me encuentro fascinado con este hecho que solo me causa inercia.
Estoy ansioso de que cada noche, pueda quebrar con mis manos trémulas el bello horizonte pálido, la bella cubierta de leche y azúcar que se desmorona al tacto, estoy extasiado con las gotas de café sobre sus mejillas que se derraman y corren por su brazo alineándose como el cinturón de un gigante que sube al cosmos llevado por el mismo Zeus…
Sus movimientos como un tango discordante, como un acorde que no va, un arpegio donde el dedo no está en su casilla planeada, pero que resulta encantador.
Mademoiselle Guimauve resulta ser calma cuando la metralla avasallante cae sobre la tierra y quiebra nuestros espíritus.
Cuando la ansiedad se abre paso con zancadas, cuando las navajas surcan las alamedas y la conciencia se esconde en la penumbra, ella deja verse y se respira un aire gélido de paz.
Mademoiselle Guimauve me encanta, y de locura, de obsesión, poco a poco, lentamente acaba conmigo

Comentarios & Opiniones

Ygriega0

La verdad es que me ha gustado bastante lo prosaico que puede llegar a ser el texto, aunque en algunas partes sobran las metaforas innecesarias. 4/6

Critica: 
Rafael Abril

Excelente historia, atrapa al lector.
Un gusto leerle.
Te invito a leer mi ensayo poético.
El aroma de una rosa...
Bendiciones desde Colombia

Critica: