Despedida

Encadéname… muy fuerte,
antes de que mi cuerpo se esfume
y te robe este recuerdo,
llevándose su sabor
en el cuarzo palpitante del ocaso.

Átame,
antes de que amanezca
y ese insensato adiós
nos bese la frente
y separe el abrazo;
nos ponga de espaldas:
uno, buscando la luna,
el otro, persiguiendo el sol.

Bésame, antes de despedirme
porque aquel exiguo verbo
convierte en piedra mi clamor
contra este abandono…
Déjame decirte todo
donde diez segundos
son el amarte de un abrazo.

Acaríciame.
Lléname con tu piel, antes de partir
con el canto al solsticio de mi invierno…

Tómame,
y diluye el verso de mi recuerdo
en el mar de esta hambruna
donde tu sol persigue mi luna
y mi luna se aleja de ti.