Le bese la frente.

Le bese la frente.

Nos despertamos en la madrugada.
Su cuerpo al mío muy pegado se encontraba.
Esa noche sacamos todo el fuego que nos quemaba.
Le bese la frente mientras entre mis brazos la estrujaba.

Ella con sus ojos de miel, de manera dulce me miraba.
Sus pies buscaban los míos, sonreía y suspiraba
¿eres feliz conmigo? pregunto mientras se acomodaba.
Sonreí, NO, le dije, yo ya era feliz antes de tu llegada.

Ser feliz de pende de mí y yo lo era antes que tu llegaras.
Ahora solo comparto contigo la felicidad de mi alma.
Que desgraciado me dijo, escuchar otras palabras esperaba.
Más, aun así, me beso los labios de manera apasionada.

Y seguimos dándonos cariño toda la madrugada.
Hasta que la luz del sol entro por la ventana.
Y pude ver que era más radiante que el sol su linda cara.
La abrasé nuevamente y nos perdimos todo el día entre las sabanas.

No es que no sea feliz cuando estoy contigo.
Solo es que aprendí a ser feliz aun cuando estoy solo conmigo mismo.
Y eso no me hace malo, solo diferente.
La pegue a mi cuerpo y otra vez le besé la frente.

Boyo Lucio Martínez