muoieando

poema de Alastor

Huir
Caer manso
Abrir como capullos
Las yemas de mis dedos
Delgada mi sombra
Obsequiarme convencido
Y andar despacio
Manipular el ruido
Pisar arcilla como diamante
Diamante como arcilla
Abrir como capullos
Las yemas de mis dedos
Reunir los peces
En el fango
Moldear lento el vacío
Detrás de mis pies descalzos
Velar por el sol
Seducir a las flores
Durante todas estas tardes
Como él sabe
Dejarlas soñar
Con su belleza
A su pesar
El invierno
Las ama y las cristaliza
Y una vez más
La abeja revolotea asustada
Y en sus yemas
Como capullos
Se palpa
Mi misma fría tristeza
Aparcada
En el recuerdo
De todas estas tardes
Una margarita congelada
Es un clavel marchito
Es una rosa demasiado amada
Son las yemas de mis dedos
Abiertas
Como capullos
Sin dirección
Sin elección