Las ultimas palabras

poema de Acero etereo

¡Dos horas señor, solo dos horas le quedan!
Aunque el tiempo se le agotaba
Mr. Jeer no se inmutaba y seguía pensando, absorto sobre la hoja.
Daba vueltas el lápiz entre sus dedos, con la mirada puesta en su pasado y en su presente, también en el pedazo, muy diminuto, del futuro. esa mínima parte de futuro que se le muestra a un poeta echo y derecho.
¿Que es lo que escribiría, de todo lo que quiere escribir?
¿Cual es el mejor legado para los hombres venideros?
¿Y si escribo lo que quieren escuchar y listo? No no, demasiado horrible imaginarlo siquiera.
Pero de todas las verdades
¿cual es la mas importante?
No fácil es decir las ultimas palabras.
Pensó en citar a grandes pensadores y desarrollar alguna de sus máximas, podría incluso aplicar una de ellas a los tiempos de hoy, pero no, esto no lo convencía del todo.
¿Que que tal si escribía algo rebuscado y enrredado para que cada lector saque sus propias conclusiones de lo que se quiso decir? No no, demasiado hay escrito así, por no mencionar el echó de que dejaría de ser un gran poeta si cometiera tal delito.
¿Y algo simple? Demasiado accesible, lo que llevaría a que pierda profundidad con el tiempo.
Después de todo, no estaba seguro si tenia algo mas que decir. Quizá si o quizá no. Tampoco contaba con el tiempo necesario para detenerse a repasar todo lo que ha dicho.
¡Mr jeer! Solo media hora queda ¡por favor hablenos!
- Creo que no hace falta decir nada, de echo, empiezo a creer que no era necesario decir nada de lo que he dicho anteriormente.
¡Pero que dice maestro! ¿Acaso usted ha perdido la razón?
- Es así como he podido escribir chico.
¡Entonces dejemos sus ultimas notas irracionales!
Debería decir algo sobre el lenjuage. O quizá sobre la vida mundana. Puede que también sobre el amor. O sobre las relaciones entre individuos...
Pero nada puede decir que no haya sido dicho.
- ¡eso es! Exclamo el maestro.
Y empezó a pintar letras sobre el avejentado papel que había sido dispuesto frente a el y escribió:

Una vez un amigo me dijo "mira esa mancha, es una bruja meciéndose en la luna" cuando mire solo era una mancha de humedad en la pered de la vieja estación del tren. Pero cuando se acerco y marco, mientras explicaba que era que cosa; la nariz, los ojos, el vestido, la luna, el puntiagudo sombrero, la verruga. Entendí la forma a la perfección y desde entonces, cada vez que por ahí paso no puedo volver a ver la simple mancha que vi, solo la bruja en la luna.
No debo decir palabras nuevas o que nadie haya dicho ya, si no retransformar lo ya dicho y dotarles nuevas formas.

Mr jeer fue fucilado después del escrito sin valor, dijeron, que había dejado sobre la mesa de piedra.

Comentarios & Opiniones

Penelope

Impresionante escrito, felicidafes! Un abrazo!

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Acero etereo

muchas gracias penelope! un abrazo para vos también!

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