El Limbo y el Amor

poema de coco

por Yonathan Vargas
28 de junio de 2025

Para abrir la mente, el corazón
y sacar el mal,
y así tener el amar.

En pocas palabras,
estaba en un sitio, en algún lugar,
dominando cierta parte celestial.
Era un ángel en un mundo
lleno de seres con distinto pensar.
De pronto, el tiempo, el entorno,
lo llevaron a dejarse llenar
de cierto mal...

Pero poco a poco lo sacó,
lo supo soltar,
y volvió a ser el ser de paz.
Solo que no conocía cómo llegar,
aunque, en cierta forma,
sí sabía el lugar.

Tuvo que abrir la mente y el corazón
para poder soltar todo el mal.
Porque él mismo podía ayudar,
pero necesitaba cierta ayuda divina
que lo guiara y pudiera cooperar.

Entonces se le entregó la paz
que tanto deseaba obtener,
y al final, lo logró:
abrió su corazón
y pudo ver su propio mal salir,
mandándolo a un rincón
para siempre olvidar.

Le llegó entonces el bienestar,
y así salió de aquel oscuro lugar.
Volvió a ser celestial,
con la mente clara,
lista para no dejarse engañar.
Astuto, sereno,
como una paloma,
solo bienestar,
solo amar.

Y así, nunca más volvió
al mismo pasar.
Prosiguió en mejorar
y enseñó a otros seres
a sacar toda posible maldad.

Así mejoraban,
en un mundo fuera del mal.
Todos aprendieron
a dominar con más cuidado
el arte de amar,
siguiendo el ejemplo del ser celestial,
siguiendo… ya sin el mal.
Ya sin el mal.

Entonces,
comenzó a mostrar una belleza incomparable:
sus cabellos se movían
al pasar el viento,
sin marcha atrás.
Su mirada se tornaba misteriosa,
y su cuerpo decía mucho sin hablar.
Su vida radiante
sobrepasaba cualquier lugar.