INERTE

Todas mis noches son tan idénticas,
que pareciese que la oscuridad
es un traje que llevo muy ceñido al alma.

Un poco de música atrae esa paz
que escarbo en cada rincón
sin la menor interés de encontrarla,
quizá estoy tan inerte como una hoja,
intentado sobrevivir al invierno.

Cuento los días al derecho y al revés
al final tienen el mismo sentido,
nada cambia, nada es racional
en una tempestad de silencios
que invitan a una borrachera de pensamientos.

Termino mirando al mundo desde el balcón,
ruidos, ruidos, follaje y las calles
atestadas de respiraciones ajenas,
un cigarrillo es mi catarsis, la fuga
de mis ansiedades, la tranquilidad de mis
desaciertos y la oportunidad de alguna reflexión
ridícula que me clava a una realidad,
que no me apetece mirar de frente.

Yaneth Hernández
Venezuela
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