LA MUJER DE VERDE

La mirada enigmática, clandestina
dolida con cierto garbo.
Sus pasos elegantes a pesar de lo feo del charol.
¡Ina ven belleza, tomate un trago, serás la reina!
Se alejaba con el cuello largo albo y un collar de perlas.

Lo mozos del puerto se reían ¡Jamás ella les respondió!
¿Quién era de dónde?
Solo sabían su nombre y la hora que aparecía de lunes
a viernes, buscando con sus ojos negros.

Ina se fue con la puesta de sol de un viernes
con su vestido verde, su sombrero alón,
su vista triste y en el horizonte se esfumo.
No faltaba el ebrio, que aseguraba verla,
vestida de algas.

De un barco bajo un fino señor, pregunto en el muelle,
casas, cerros por una joven de ojos con historia con su prenda
verdusca nadie respondió.
Dicen en el pueblo, que aún se escucha la voz ronca,
llamando en la playa... Ina, Ina.

Victoria Liberona Alvear.