EL ENFERMO ANONIMO

En la cama número cinco
el enjuto y grisáceo hombre,
dormía día y noche.
A medida del paso de los días
fue avivando y las tardes largas
tediosas de hospital, miraba fijo el techo.

¿Me presta el diario?
¿Dónde queda el baño?
¡No, no amigo! El hombre de blanco,
no puede levantarse ¿Que necesita?
¿La chata? ¿El pato? Yo le ayudo.

Me aburro, quiero caminar un poco.
Ya llegaban la visitas y compadecido
lo paseo hasta el jardín en una silla
de ruedas tan ajada como el enfermo.

El enfermero espero con paciencia
que se fueran las visitas,
volvió con él a la sala, le aliso la cama
y lo acostó.

Así hasta que murió, hacía unos días
le entrego un papel con unos garabatos,
"de ahí saca para el funeral, lo otro para ti"
!Nunca imagino que hubiese algo!
Así vencido por la curiosidad, llego al banco
abrió una caja grande...

Murió de la impresión, un infarto...nunca se supo
lo que había, el banco se reservo la información.
Victoria Liberona alvear