SEÑORA.

SEÑORA.

Estoy amándola con demasía mi bella Señora,
aunque el mundo repruebe este amor prohibido;
No por amarla perderá su don respetable Señora ,
ni indigno este amor que sin querer ha nacido.

La llevo prendida en Alma y no puedo evitarlo,
la vivo, la pienso y hasta la sueño conmigo,
entro a su corazón sin querer profanarlo,
ansiando que su pecho me ofrende un suspiro.

Cómo gota de agua que no mitiga la sed,
es mi supremo delirio en los labios besarla,
en mis adentros lo hago sin que lo sepa usted,
y es ese dilecto secreto que no me deja olvidarla.

No sabe cuántas veces he acudido a su intimidad,
codiciando los eróticos deleites que a otro entrega,
participo de ese clímax que disfruta en libertad,
y haciendo míos sus apetitos mi voluntad doblega.

Es apetecido fruto en mi paraíso plantado,
su virginal lozanía su innata pureza,
lleva en su cuerpo incitantes mieles del pecado,
propiciando lascivos infiernos dentro mi cabeza

Señora es grato sufrimiento este amor surgido,
que usted no ha provocado ni yo he pretendido,
sacrílega ilusión que sin pensarlo se arraigó
y correspondida o no.. ¡ Honda huella ya dejó!

Autor: Víctor A. Arana,
(VICTOR SANTA ROSA),
Cincinnati, 25 abril del 2010.

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