Todo denuevo

No sé porque la poesía es tan sagrada
Como si de ella emana aquello santo
Santo, inmaculado, benigno, al menos real
Real como los deseos y las intensidades
Superfluas cuando la existencia lo es
Descaradas cuando son momentos de descaro
No entiendo porque las palabas evocan
Si no es la misma evocación un sentir mudo
Mudo, solo por decir algo, acaso, ¿necesita palabra la magnificencia?
¿Por qué se debe enseñar lo que no se busca?
¿De que sirve lo que se busca si no hay palabras después de encontrarlo?
No sé donde está esa partícula que nos hace mejores
No solo para soportar la tristeza, más allá que eso, avanzar a la paz
Y no se si paz es una evocación correcta, sino, demasiado general
Me refiero a aquella relación que tiene el árbol con la tierra
Que tiene la tierra con el espacio
Que tiene el espacio con el Universo
Y solo son
Y el mismo son, no deja de ser un pequeño son de un son mucho más grande
Solo un son nuestro, ¿Quién nos advertirá sobre las fantasías?
O son ellas, las fantasías, el producto de la existencia existiendo
Que soledad, que tristeza nos devuelve esta inmensidad
Ni Dios la disuelve, a no ser que él mismo expire en su propio soplo
Que también sepa Dios lo que es perder o tener nada y todavía seguir
¿Qué queda?
Que buena pregunta, ¿Qué queda para quién no queda nada?
Excepto ese tormento de darse cuenta sin pesar en detenerse
No lo sé
Si algún día lo supiese no sabría qué hacer con ello
Quizá volver al pasado, una y otra vez, solo por sentir todo de nuevo.