Suave

Mujer de mi norte,
suave como el calor
que esparce el fuego
del hogar de mi cofre.

Pero tan fuerte y hábil
como un gran luchador,
como el mejor guerrero
con tu rotundez lábil.

Recuerdo, te di las lunas,
el sol umbrío de invierno.
Recuerdo que te amé a ti
aunque adorara tu cuerpo.