Rutinas

Se nos comió el amor
las roedoras rutinas,
y nos crecieron silencios
enterrando los sueños.

Nos fuimos acostumbrando,
cada día algo más lejos
aislados por la costumbre,
de otro día igual que ayer.

Cenizas se fueron formando
y ahogaron cada lumbre
que nosotros hicimos arder.

Amor, echemos leñas al fuego
y soplemos todas las brasas,
¡que vuelva a brotar el querer!