Mundos

Cada uno de nos, a gusto o a disgusto,
somos además de señor de nuestro mundo,
el polvoriento desván de viejos recuerdos
arrumbados en cada rincón de los tiempos.

El panteón frío fijado en este presente,
la tumba tibia de largo linaje de gente.
Y valientes o cobardes, adaliz de instantes,
creador de los cercanos futuros y distantes.

Así es abajo y arriba y es arriba y abajo,
sea cruz mano y estrella o estrella cruz y mano

Distraído y alerta, ambos mundos se transcienden
y pensamientos y figuras forman la gran mente.
Pues donde no hubiera nunca ninguna respuesta,
el misterio sería siempre la pregunta más terca.

¡Ah señor de los mundos!, que tu mano sea fiel
que la cruz, espada o estrella te conceda poder.