Hoy al fin, de nuevo siento ganas
de dar abrazos con toda el alma,
curar con besos toda las heridas,
hacer crecer bien las esperanzas.

Hoy he vuelto a sentir ese latido
de tantísimo amor que de mi emana.
Ya no seré ese pelele que se pasa
sobando el sofá de cualquier sitio.

He hecho las cuentas bien sumadas
del gasto de un impulso tan crecido
y veo que es una fruslería muy baja
del chorro de amor del corazón mío.