El viento marrullero

Me he despertado de repente,
en una oscura madrugada,
descubriendo que el viento
con sus ráfagas calientes,
intentaba arrancar
de mis brazos a mi amada.

No supe si estaba despierto
o en realidad soñaba.
Pero noté, como él, artero,
con solo un impulso,
astutamente encubierto,
la ropa toda la arrancaba.

Le vi sagaz y certero.
Al, en mis brazos encerrarla,
muy cruel y marrullero,
él insuflaba más calor,
impidiéndome amarrarla.

Sentí dudas y un poco de temor,
porque vi, cómo en su sueño,
aparentemente lasciva,
sonreía sin rubor,
cuando la tocaba el viento.

Temblé de celos
pero al verla provocativa
de nuevo la volví a abrazar.
Al sentirme de pronto,
toda se volvió viva,
y fue una de esas madrugadas
de las que me pido cientos.