Corazón

Lo ves, cuando ufanas se elevan
las aguas vaporosas a los nimbos,
dejan dormir sin dolores ni penas
naufragios de viajes inconclusos.

Igual que a mí me llegan horas nuevas
sin contar cada fracaso que he tenido.
Pero siempre es el corazón el que batea
y ya no quiere saber de ayes moribundos.

No quiere saber de pasados que gotean
Ni saber de ningún quejido furibundo.
Dice que con los pecios de mareas
un poco más matamos nuestro orgullo.

Más también en las basuras hay grandezas
si se siembra un rosal para el futuro.