El día está nublado

Hoy el día está nublado.
Mas si así no fuera, sería
un día cualquiera.

Sería uno de esos días
en los que el deseo triunfa;
o sería uno de esos días
en los que triunfa la desidia,
la esperanza o quizá la pena.

Pero no es culpa mía.

Nada de mí hay en este día.
Hoy el día está nublado,
sólo eso... Y

ya que no existe mi fuerza
me he dado el permiso a decantar
mis pensamientos,
que se derraman cuenca abajo,
mientras la niebla me envuelve
en su húmedo manto.

Hoy no es un día para luchar.

Mi cuerpo es un templo
y en la niebla es un radar.

Hoy es un día para orar.

Y en mi oración
ordeno las carencias;
y doy gracias
por poder dilucidar
que mi voluntad es pasajera,
que mis deseos son madera
y mi victoria es el amor;
y agradezco su guía;
y agradezco su presencia:
luz en el templo:
llama que no cesa
y apacigua mis dolencias.

Oh Dios, tú me llevas, tú me llenas,
tú me hablas en mitad de la niebla.

Hoy no es un día cualquiera.

La culpa no es mía.
Nada de mí hay en este día.

César C. Barrau
05-09-2022

PD: Dios no pertenece a templo alguno, todos los templos pertenecen a Dios: los de piedra y los de carne.
Dios es, por tanto, inefable.
Aquellas alusiones a dioses pertenecientes a religiones mundanas (cualesquiera de ellas) no están en estas letras ni en ninguna que éste escriba.
Dios llegó a éste por la vía directa.
Éste percibe a Dios de forma única y no pretende que otros le perciban de la misma forma y respeta la espiritualidad de cada uno y todos.