CONFESIONES

Temblando mi voz, mis ojos contaban por el silencio
los pasos que me distaban de aquellos tus labios rojos,
parecía todo confabular para que se dé el momento,
con las estrellas en tu mirar y la noche sobre tus cabellos...

Empecé a hablar... y me detuve, y luego hablé de nuevo,
volví a callar, y apenas pude retomé mis argumentos,
para confesarte ese loco amor; de un hombre digno y cuerdo,
que perdió la cabeza cuando en ocasos soñaba por ti despierto.

Tu con una sonrisa te anticipaste a decirme el veredicto deseado,
¡sabes… me quiero casar contigo!, e impedisteis que siga mi discurso,
yo tan solo tomaba valor a sorbos para concebir lo escuchado
en tartamudos segundos entendí que he vivido horas interminables....

Recuerdo que al alzar la vista observé tus sonrojadas mejillas,
y sentí que tu voz salió del pecho y se hizo una misiva en tus labios,
parece que fue ayer el momento que nuestros sentimientos se revelaban...
y que nacían dos amantes, dos mitades y una sola alma.