Agonizante Espera

Que muriendo sigo en vida
que tinieblas acosan mis días
que no siento, ni lloro ni río
de tan asfixiante neblina
que un día el Sol disipará.

Aquella Luz de amores
aquella Esperanza

Que me tiene cautiva,
de un día poder mirar
de un día cobijar
un día, ¡oh un día!

Mi alma alegre, sin desdicha.

Que ni templo,
que ni hombre
ni bestia, jamás,
nada, ni demonio,
ni ángel, podrá jamás
apartarme de sus heridas.

Y en sus cabellos, podré perfumar
con mi llanto de mil dichas,
todo el tiempo de mi espera agonizante.

Que su costado envolveré
con mis mejillas.

Que no viendo creo,
oh, Dios Santo, creo.

Pero cuando junto a ti, mi Dicha.
Podré suspirar de amores,
besando tus heridas,
que aún siguen vivas, gritando:
¡Mi Pasión no termina!