Mi niña.

Ella está tan despojada de sí,
-"yo no quiero que a mi niña, me la vayan a matar"-
Tan olvidada,
tan borrada,
en algún rincón,
con sus plantas.
En los rincones del olvido,
donde nadie llega,
en la alegría del solsticio
donde el sol siempre entra.
Ella y su familia,
siempre resistiendo
Algunos
con los nuestros
y ellxs
campo adentro.

En su campo del olvido,
ella juega con sus amigos,
juega con Fran, jhon y Michael,
juega a que son sus amigos

Tiene a sus hermanitos,
ellos también,
son del campo del olvido
del campo de la resistencia

De aquellos que siempre viven,
a su conveniencia.

Al lado del volcán del Sur,
han plantado
su placenta
dicen que no quieren volver
dicen que están bien,
que son felices
en su resistencia

Que se mantienen,
ante el frio,
el invierno
y la naturaleza.

Mi hermana dice que no hay cosa
que ame más
que el campo y su naturaleza,
que los campos
y sus nubes negras,
los colores del atardecer
cuando empieza
el mora, rosa, rojo,
las nubes
que parecen tan intensas

molestando al cielo
en su decadencia
haciéndose presente en los atardeceres
cuando algo les molesta
o cuando están en paz
y solo juegan
ellas muestran
a través de sus colores
todo aquello
que les aqueja.

Mi niña,
mi niña bonita,
mi niña azulada,
mi niña
ojos de mar,
ojos de lago,
ojos de ríos,
con piedritas en el fondo,
ella nació con sus ojos
mirando el río.
Ella es tan inocente,
solo se baña y espera,
solo espera
lo que la corriente le lleva
o le lleva
cómo la lleva....ella se deja arrastrar,
por cualquier ola ajena
y es tan
inocente
y ajena.

Mi niña,
mi niña rabiosa,
mi niña intensa,
mi niña rabia, ira, aire
alegría
azucenas.

Mi niña,
espero que siempre seas así,
arrebatada, intensa
que hagas con la vida
lo que tú
quieras.
Espero que
siempre sigas sonriendo,
que hagas de la tierra
todo lo que ella espera
de ti
y de tus manos de azucenas

Que siempre la vida te parezca,
dulce,
hermosa,
que te comas las flores,
el pasto y la tierra.

Que nada de lo que parece mentira,
te hiera,
que nada
te desespere
te desespera.

Ella parece tan inocente,
el mundo allá afuera la espera,
hay ciudades grande
y ella aquí tan quieta
y a la vez tan inquieta,
siempre tan pura,
siempre una princesa.

Ella es tan inocente
y sueña con ir a Santiago,
no sabe lo que el mundo le espera,
ese olvido fatal de las esferas
de las fuerzas,
de la mentira ajena.

Este mundo fatal intergaláctico,
de mentiras y verdades
que se revelan,
espero que siempre
guardes tu máscara
de ameba.
Mi niña, no es tú culpa
es el mundo allá afuera:
Que tanto nos miente y hiere
que tanto nos hiere y mata.

La gente y sus prejuicios,
La gente y sus mentiras,
La gente y sus olvidos,

La gente no aprende
a lamerse
las heridas.

ESPERO que
nunca nada te hiera,
como a mí me hirió en esta vida.
Es imposible lo que pido,
pues en la vida
el herir y sanar
es parte de la rueda infinita.

Solo deseo
que continues paseando
por al lado de la vida,
con tu campo abierto
y tu estruendo y el llanto
que todas las tormentas las sepas pasar
que siempre pases por el monte
a tu manera
con tus piernas,
saltar, correr y trotar.

Como siempre lo has hecho,
Valentina,
niña voladora,
el viento juega contigo
y tú con él
y sus aletas
que siempre pases por arriba de tus problemas
de tus sueños
y tus desvelos,
que nunca
nada
nada
te detenga.

Pero,
por sobre todo,
que nadie nunca
nunca
nunca nunca
te quite:

ese brillito
en esos ojitos verdes,
ojitos de río
azulosos de frío.

Ojitos de niña,
ojitos de inocente,
ojitos de piedra,
ancladas al mar,
madre agua,
madre tierra.

Mi niña,
mi niña inocente
mi niña de mar,
mi niña roja

Mi niña de menta,
mi niña de mar,
mi niña de tierra,
niña, niña
y
nada más.