La otredad.

Me encantaría,
poder darte un
beso.
Decirte, realmente,
quien soy.
Calzarme zapatos para salir a
correr
y sentir
de nuevo
lo que es
La libertad,
palabra que he dejado
trastabillar
y tirar a un lado
recogerme a un lado de rodillas
como feto,
como persona temerosa,
que no soy
dejarme boicotear
por los rezos y la culpa católica
de la cual
realmente
no tengo la culpa.
Me desgasta el solo hecho
de pensar
en un mañana
que no es
que no volverá
ese del que quiero
escapar
y me aferro
con garras y uñas
para volver a
reencontrar,
aquello que creí alguna vez
encontrar y que
ya no está
ya no volverá

Nunca fuiste la persona
que pensé de ti,
nunca fuiste el futuro que proyecte,
lástima que ahora estas y no estás
tras la ausencia de ti

En medio de tú espejo que no refleja bien
y de los recuerdos que tengo de ti
te vuelvo a ver
y aunque me pareces hermoso,
luminoso
y dige

creo que ya no eres,
la persona
de la que
yo
me enamoré.