Octubre

poema de La Marginada

Aprisionada, acorralada, atrapada por las cuatro paredes que conforman la habitación.
- Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.
- ¿Qué hace la primavera con los cerezos? – Preguntaste.
Octubre, mi último mes contigo. 18, mi última noche junto a ti.
Tanto por decir, tanto por gritar, romper y llorar. Tanto que no hicimos nada. Nos limitamos a sentirnos, besarnos y fingir que nos amábamos. Tu cabeza sobre mi pecho, mis manos sobre tu pelo.
- Me gustan tus piernas. No lo digo por fetiche, tienes piernas bonitas.
- A mí me gustas tú.
Existió en nosotros algo distinto aquella noche, sobre el sillón, tus labios y tus ojos. Te miraba, me mirabas. 2 entes distantes unidos por la carne de sus cuerpos. Suspiros y palabras ahogadas en nostalgia; Tom Waits de fondo y tus pupilas como un todo.
Esa noche no hablamos, no porque no quisiéramos, sino porque no podíamos hacerlo (¿en verdad no podíamos?).
¿Qué podría decirte que no supieras ya?
Te tenía tan cerca de mí, estabas entre mis brazos, estabas en mis labios; ¡si tan sólo te hubieses quedado una noche más! Una noche más.
Un par de cartas es el recuerdo de lo que pudo haber sido y lo que nunca fue.
Octubre, mi último mes contigo. 18, mi última noche junto a ti.
- Yo quería hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.
- ¿Qué hace la primavera con los cerezos? – preguntaste.
- Cosas bellas, cosas realmente bellas.