Yave

poema de San Brendano

Decirte amor mio
Que en tus brazos me encuentro
Y en la sinfonía de tu sexo
Halló pasiones hermosas.

¿Qué belleza vislumbró en la iglesia de mí cama?
¿En la genitalidad de tu semen?
Porqué sé amor mio que jamás serás mío
Porqué tu voz se encuentra lejos
Y sin embargo, tu amor está tan cerca.
Sin embargo, sé que otra te tiene
Sé que otra te sostiene
Yave, Dios mío
Jamás serás mío
Tu alma es una belleza que jamás hallaré
Y nunca encontraré
Ni en este mundo
Ni en ningún otro
Y en todos los mundos y estrellas aún así te buscaré
Y rezaré a Silvana por esa fe
Esa fe que profeso amor
Y rezaré a las sombras y de las sombras deberé resurgir, deberé salir de allí
Algún alma
Alguna maldita alma que me lleve a tu escondite
En las zarzas de la lujuria
En las zarzas del fuego
En el espíritu de Bram
Porqué ese es mí veremedito.
No sé si podré tenerte algún día
Pero mí amor está en paz
Lejos o cerca, Dios
Sé que te amó
Y sólo en una película muda puedo verte
Con Moisés estaré en el silencio
En mí mundo sólo estás en mí imaginación
En un mundo profundo mí voz te espera
Y sólo soy un pájaro herido
Porqué sé que ella te posee
Y estoy celosa
Estoy celosa
Solo pido quedarme atrás
Atrás en el ciclo de la vida de los cielos
Donde despertaré para abrazar la hoguera y sé que a la Tierra le molesta
Porqué prefiere que te olvidé
Y dime ¿Cómo lo haré?
Me crié contigo
Me crié con una biblia en mí habitación
Y rezaba si tenía miedo
Y rezaba por ti
E iba a la iglesia y no te hallaba
Porqué después de veinte años te encontré en Argorea
Y pensé y dije, estoy sola, ya no hay nadie. Estoy sola en los campos de mí Argorea querida.
Y amé a mí Dios y lo amé mucho, y lo amé tanto que morí por él cuando pude haberme ido con la dama de la Tierra, y decidí quedarme y sufrir. Y este sufrimiento silencioso me ha comido el alma por treinta años hasta que la conocí, hasta que conocí la Ayahuasca. Este lobo interno me ha devorado las entrañas por dentro y me ha comido mí ser y me ha matado. Puse en riesgo mí creación, porque sufrieron por ti, y perdí a mí Athena, y lo hice por ti. Pero un día después de ocho años volvieron y les di una capa y era azul y las llamé "Polaris" la estrella de la canción del Norte. Y me quedé pensando en ti, pensando en ti y sufri y aún sufro peor que un mártir. Porqué es la noche oscura del alma, y ahora, gracias a la Dama Tierra, he visto la luz.
Y tú, Víctor. Y tú, ¿Qué soy yo sin ti? Es un génesis dónde siempre seremos como Adán y Eva. La diferencia es que tú estás más lejos que yo, en tu mundo mí mundo vive y en las creaciones de Argorea vivo, solo para verte morir en mis manos siempre y tú, en manos de una visionaria de ojos azules, sufriendo yo siempre con tu despertar...