Por el dia de las madres

poema de San Brendano

A mi madre:
Una estatua petrificada y lista renace en una cuenca rosada y platinada, un repollo verde y recién cultivado desde la primera festividad del sol hasta la novena carta circular del día viernes. Se celebra un casamiento bajo las vistas de un teatro Griego con ondeantes liturgias místicas y lucidas. Cuando suenan las cristianas campanas del oratorio me resuelto inspirarme en las listas renombradas del espíritu gentil y puritano del amor.
Lentamente, como una lluvia rociada con agua bendita sobre mi tumba patrimonial, una vedada de cuervos mancillados y desprovistos de teclas manchadas por gemidos rabiosos adornan la pomposa armazón de jilgueros cayendo desde lo alto de una regadera iluminada por artesanos y hombres de buena cultura.
Siento la finesa de un poeta creando maravillas desde su nicho esmeralda, su corona reescribe las siglas evangélicas de los primeros nacidos en el mes de Febrero y Marzo, seguramente habrán oído del gigante que pasea vencido por las irascibles lozas de las calles empapadas con lluvia y granate.
Mi piel es taciturna. Respiro contraproducente del gluten onificado después de atisbarlo con las proteínas instrumentales del agua y el aceite que confluyen hacia las puestas neandertales de un viejo pensador y sabio como Augusto Cesar.
Nosotros rearmamos la caja giratoria del organismo pluricelular que le ha dado vida al gran pragmático héroe de letras y mundos ilustrados por mágicas creencias en lo más tangible de la ausencia y el anabolismo, Sócrates.
He reincidido con las nigromancias de los poetas malditos. Las flores malditas de las raíces alimentadas por la ascensión de la estrella ferviente, astro polímero de las oraciones con cuerpos celestes vibrando en sincronía luego de engendrar en su regazo al satélite solar al que describo como: germen y placenta.
Pero recomencemos desde la esbelta familiaridad de este ser reacio y pasivo, sanativo y humano, tal vez diría nupcial y sentimental. Ambos ojos reavivan en la profundidad de los abismos al monstruo que no puede matar a la sirena que canta y arguya desde el precipicio y me ha anclado a nuevas tierras. Ser cosmopolita que engranare con el nombre de "Madre", y debido a su sangre y prudencia ha nacido la libre creencia de que todo ser gracias a ella es perfecto y sin su algarabía y meditación tendría que llamarse: anatema. Pero que palabras hablarían con mayor eficacia que las que están descritas en el equinoccio de los libros antiguos, allí ya ejemplificaban a una mujer tatuada de frente y alma, con belleza recóndita y distinta, la hubiesen confundido con una alondra y se hubiesen equivocado al tutelarla, ya que este experimento no encuentra faena, su perfección no lega ni una pictografía viva y tampoco me sentiría en palabra conjuntiva al denominarla virgen, pues su origen es desconocido y sabido, habita en las mancuernas rojas del abismo y de allí asciende al coro de las gracias y quimeras de los santos.

Comentarios & Opiniones

Luz

Un placer leerte.Me gustó. Te sigo

Critica: 
Silvia

Una maravilla felicitaciones! Saludos y beso.

Critica: 
Eddy Rocker

Buen poema, lleno de sentimientos inspiradores, es muy buena tu prosa poética estimado Silvestre, sigue así, me ha gustado en general. Saludos

Critica: 
Mac1965

Felicitaciones, me encanto. >Saludos

Critica: 
La Dama Azul

Exquisito arte el vuestro... guardo tan selecta obra en mi baúl.
"pues su origen es desconocido y sabido, habita en las mancuernas rojas del abismo y de allí asciende al coro de las gracias y quimeras de los santos."
Recibe cordiales saludos.

Critica: