Poema a la falta

poema de San Brendano

Decisión: escuchar levemente el susurro de un profesor hablando y conquistando leguas es como si incidieran en la inocencia de un niño. Un profanador. Un ente colectivo que manifiesta y canta como si fuera un poeta de muchos años y girando siempre en contra de la gravedad. Lo oigo recitar su parábola: es la segunda vez que reescribo este diario y también es la segunda vez que logro escapar de mis estudios para dedicarme de lleno a vacilar y transcribir en un papel lo que mi cuerpo y mi ansiedad tratan de decidir en estas palabras tan poco éticas y sostenibles.
El universo es un cosmos lleno de galaxias. Mi inscripción a las leyes periódicas. Una risa de locos que estalla y brama todo el tiempo. Una niña se ha sentado en el lado izquierdo de una amplia sala y allí juega como lo es su edad para mi disensión.
Estoy envejeciendo. Me hago anciana y detestable. No es lo que quisiera admitir, los días y los años caminan a mi lado como si fueran témpanos de dioses divinos llamándome a la tristeza. Oigo unos pasos: jóvenes de edad deambulan por este amplísimo lodazal de cerámicas y corren hacia el baño listas para lucir de mejor manera su maquillaje social y lúgubre.
La muchachita que canta a solas con su lápiz musical es la que más ha captado mi atención. Pronto morirá como yo. Será una partida dolorosa y necesaria, pero ella ni siquiera lo sabe. Todos somos el producto de una mala sinfonía de cálculos y reglas sumatorias que no serán nunca una recta lineal y feliz.
Mi vida se encuentra extasiada. Nosotros somos fetos normales y paquidérmicos, como si una constelación mayor nos guiara hacia nuevas tierras y obviara que tenemos sentimientos, placeres, viajes, muchos regalos por tener de ahora en más.
Mi agonía no finaliza. He querido limitar todas mis cualidades en muchos segmentos para erradicarme en una raza lejana y nacional. Argentina ocupa mi mente cuando mi espontaneidad labre que estoy apartada del libramiento y que no respondo a mis quehaceres.
¡Ah, la chiquilla se ha marchado! solo su bolsa de libros de jardín quedo para detallar que ocupo un lugar en su fantasía. Redescubro a un hombre limpiando los suelos y dando vueltas sin parar, sin detenerse, la maravilla se ha trasladado y todos somos parte de la algarabía de otra tonada mística y disconforme.
Mi amor no está aquí. No habita junto a mí ni conmigo. No sueña y no habla, no responde ni gruñe, está contento de haber sido una molécula pero pronto se irá lejos, en una vía circular que no se escapa del conocimiento y aquí, con mis letras, voy diciendo; ¡que no debí olvidarme que los huesos y la anatomía son parte de mi carrera!

Comentarios & Opiniones

Cálamo Azul

buen recorrido de letras, felicidades.

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T-T

Muy interesante tu escrito. Nos vemos!!

Critica: 
Mario Red

El escrito es bueno, pero me llama más la atencion, al revisar tu perfil y demas poemas, la poca interaccion que tienes con la comunidad POEMATRIX
Este sera mi ultimo comentario en un poema tuyo
Saludos

Critica: 
Mac1965

Muy buen escrito Silvestre, arduo trabajo. Saludos

Critica: 
Silvia

Silvestre que sabía eres,pero encuentro aquí mucha melancolía la cual me hace pensar y reflexionar y decir que todos estaremos ahí,eres estupenda escritora Felicitaciones saludos y beso.

Critica: 
La Dama Azul

Un placer es deleitarse con todo lo que vuestra alma expresa y canta en sus altas notas.
"Mi amor no está aquí. No habita junto a mí ni conmigo. No sueña y no habla, no responde ni gruñe, está contento de haber sido una molécula"
Saludos cordiales.

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