Pena

poema de San Brendano

Encontrar el amor

—Yo, digo al amor— No te acerques, alejate. —porqué estoy herida de desconsuelo y mi matar es latente.
«Le dije, una vez, a mi corazón: cierrate de repente. ¡Y no te vuelvas a abrir, hasta no conocer a alguien como la gente! — pero, mi tristeza, era cada vez más grande. Y aún, virgen, conserve la ilusión. — cuán tonta de hallar el amor. — porqué para mi, no existe. Ha huido hace mucho, en mi nacer de júbilo. «Y como estaba tan rota, — puse cerrojos en la puerta.— para que nadie ingrese, ni hombres ni mujeres. —soló yo, y mi Ser. — Y, el aliento se me pegó a la garganta, porque no podía llorar. (y de tanto aguantar el miedo, termine por ahogar en una bañera todos mis sueños)...»
Arrojé las pastillas. Me dormí en el suelo. Di vueltas alrededor, el frío cemento. Le suplique a Dios, (¿Por qué yo, señor? — es que acaso la felicidad para mi no es posible?)— y, Dios, respondió:— No es el momento de ser melancólicos, ni tristes. — y, tanto lloré. Porque el amor se me fue negado. Y tapándome los oídos, fingí haber muerto de amor y de pena, por un hombre que no existe y no existirá jamás, pequeña Silvestre ...