Metafísica

poema de San Brendano

Metafísico

Hoy, empezé como quién debió haber sido
Como nada y aún todo
Sabiendo quién he sido y dónde termina el sol.
Estoy muerta y más muerta que antes
Sin saberlo; me corté las venas para medir mi desgracia.
Un punto cerrado o quizas neutro.
Soy una esperanza desecha.
Me miré frente al espejo ¿y qué hallé?
— No soy nada— Me dije a mi misma y mi ansiedad estallo. Como no tuve ningun interes, sali a la calle y hable con los perros. Fingi vivir para que los demas me apuñalaran. No era nada. Una esclerosis multiple, y luego, nada. Como no quise saberlo, me ahogue en el río. Estaba bañada por la salitre del mar y los peces me mordian. Y como no tenía familiares algunos que me hablaran, sólo guarde silencio. ¿Por qué eso hacen eso las mujeres? Porqué siempre callan. Nunca una atención. Y yo, estaba desnuda. Como cosa incierta no debí haber nacido. Yo no pedí venir. Pero el que crea es el que decide y el que se enferma, el padeciente. Quizá, en mi oscuridad he hallado más gloria que en toda la positividad del mundo y en todos los Dioses o no Dioses de este mundo. Y quiza, haber enloquecido fue lo mejor que me pasó. Porqué al menos yo sé lo que soy. ¿Y, tú? ¿En que siglo presumes vivir? Despertar o no, es tu decisión. Yo no quiero vivir, sin embargo; el sol brilla. No es vivir lo que quería, ¿qué importa lo qué soy, lo qué seré, lo qué he sido, lo qué jamás seré, lo que opines tú de mi o ellos o otros o los que no son o los que no hablan? Yo ya sé bastante de mi y qué eso baste. Sé que amó a Athena.
Una Diosa inmortal.
Yo sólo soy un pretexto
Algo para que otros se sientan a salvo
Sin embargo; yo no sé de mi.
Sin saberlo; tú, ni sabes lo qué soy.
Sin quererlo; te tropezaste con estos versos.
Y sin siquiera saber adonde irás, mi voz quebrada te guiará.
Seré siempre la que pudo
La que pudo haber huido
La que debió haberse casado
La que debió haber gritado lo mucho que odiaba el silencio de su casa.
Lo mucho qué deseo ser huérfana.
Lo mucho que amó a una mujer que enterré.
Lo que tuve que cavar sus tumbas con mis manos.
Y llorar, porqué nadie lo entendía.
Había muerto mi imaginación y yo la estaba encerrando.
Adónde sea que vaya, mi alma, va.
Con dolor en los dientes.
Con presunción de ser alguien cuando escribo. De interés por ser una autómata que juró vengarse.
Podría haber sido todo y sin importar nada, no soy ni la mitad de lo que tú eres ahora...
¿Cosa hecha o no más o menos ser lo qué debería? ¿Sabes si sé, presupongo o escuchó?
Los demas rien en la cocina
Son felices porque no estoy yo alli.
¿Quién sabe si pudiste haberme salvado?
¿Eres si eres, sabes si sé, lo demás o lo justo?
¿ En dónde? ¿En mi mente? ¡Ah, es un estímulo adorable cuándo no pienso en el procrear!
Pero, ¿supiste cuanto debia haber tenido?
La música de las esferas
La música de las estrellas
La música del mundo y mi dolor.
Yo, estoy enloqueciendo.
De a poco, muero.
Si no es qué ya mori.
Muero todos los dias con cada despertar.
Como una exiliada de mi mundo Terrenal, en el imperio expedito de Trejano. Ahi, vivo. Estoy en una cueva y escribo, sobre el fin del mundo, yo, escribo. ¿Y de qué hablaré? De ti, ¿No? No hay nada. Si lloró es para mi. Llorar es para consolar a otros que mueren. ¿ Yo deberia haber vivido? Lo suficientemente estúpido. Lo suficientemente ilógico. Podría haberme casado con ese joven y hubiese sido feliz. Si le hubiese dicho que si al Doctor de la cátedra de Anatomía, podria haber aprobado. Si tan sólo ese joven me hubiera dicho si. Si no hubiera ido a tantas iglesias. Si me hubiera medido el pecho con el pie y hubiera dado mi vida. Me iria a Grecia con Athena y jamás volvería. Olvidensen que volvería.
Athena: Señora del Parnaso: Apiadate de mí.
Sarah Juana: Pequeña de la Biblia de Dios, sólo reza.
¡Oh, Eli! Si sabes pensar, piensa.
En fin; he dado más vida que la madre Tierra.
He dado más mentes que el mismo Newton
Y he sonreído más que cualquier maldito payaso que haya habido.
Me puse una máscara
Sonreí
Y cuando quise qué el mundo se apiadara de mi
Sólo recibí insultos.
Lo tenía pegado a mis ojos.
Y mi saliva era mi agua.
Estaba desnuda en el salón donde jamás desperté.
Creo que nunca volví a casa desde aquel Junio fatal.
No más que haberme tomado la pastilla.
Yo mori.
¿Tú, vives, crees o mueres?
¿Tú, mueres, sigues o no sigues?
— Yo, te quise, te quiero o te querré en todo caso.
Caso qué no sera nunca lo mismo.
Porque recuerdo cuando debí haberme recibido.
Un primero de Diciembre de un año viejisimo.No obstante; temblé hasta la médula. Me recorté en pedacitos y los guardé en mi bolsillo. No tenía ni aliento para respirar, pero siempre había una plegaria a un Dios viejo. Fumé el cigarro qué le robé a mi madre y aspiré: «Por un instante era tan vieja como ella, era célebre, coqueta y pendenciera. » Mi cabeza empezaba a rendirse. Ya no había nada, ni un impulso, ni lo qué fui, ni lo qué restó. No me había casado con un Psicópata. Ni me había hecho monja, tampoco me había vuelto religiosa. Aunque, juró,lo intenté. Me deprimí en lágrimas. Use un tablero. Y aprendí a hablar en otros idiomas. Todos eran iguales. Como ser real o ficticio ¿No importa mientras quedemos bien frente al otro, verdad? ¿Cuando fue qué perdimos la sensación de hacer lo que creiamos correcto, que empezamos a pensar en nuestro linaje o prole? ¡Ya lo había dicho Darwin, sólo los más fuertes sobreviven y ser inteligente no es sinónimo de perpetuación! No quiere decir que eres más qué aquél ignorante, que por serlo tiene a Dios y se ahoga en él. Yo no lo tengo y presumó que él me amó. Perdido y presumido, presumí haber sido Cristiana, pero mentí. Era más Griega Ortodoxa que cualquiera qué haya existido, sin importar cuanto reze. Me quité mi pantalón y estaba sin piernas. Me pinte y era un payaso. Quería ser payaso. Pero me suicide orando. Y vomité en el bañó. Quería matar lo qué había sido. Cosa real por dentro. No hay nada importante en mi. Salvo mi nacimiento, la Universidad y mi muerte. Lo demás es ilógico. No lo tengo en cuenta, como si jamás hubiese existido. Lo otro, fue una pantalla. Una fea y horripilante, calurosa bienvenida. ¿En qué pienso? ¡No lo sé! En mil mundos hay mil cerebros igual o más locos que yo. Ellos son Banqueros, Presos, Psicópatas, Escritores, poetas, Religiosos, y no me importan. Yo soy Médica. La Medicina es mi salvación. No me importa que ése éste más loco o más cuerdo, yo estoy muerta. ¿Cuantas veces lo dije? Me peiné en el espejo y me vi horrible. Mi cabello es un desastre. No tenía ni aire. Ni un soplido, estaba quebrada. De adentro hacía afuera.
Y estaba muerta y me senté frente a mi ventana y pasó Athena y me sonrío. Yo la miré y reí. Ella fumó un cigarro y yo, cree un poema. Mamá, no lo entendió, pero yo era feliz. Era nuestra metafísica y el universo y todo tenía sentido para mí.