La Princesa...

poema de San Brendano

La princesa Silvestre

—Subiendo, parietal— occipital— meningeo— óvulo— cálices menores— la princesa, Silva, crece hacía la pujanza de su endometrio, espermatizando sus válvulas mitrales, humero de rodilla, hasta plexo rutileo, y el ala del esfenoides, hasta el mesencefalo, y la columna vertebral, — ojos— simples— encareciendo el Fagot, de las escaleras, esmeraltadas, cuál, pimpollo azulino, en la pianola; pendiendo el árbol que ilumina el oro, gráfico, y las antesalas del coraje, hasta la lluvia del péndulo, zigzag, yuxtaponiendo, el juego del acrobata, en los siglos de Babilonia. «Casta deidifica, con corazones rojos y sanguineo pulmón, hasta la traquea neurotransmisora del epitelio, equimosis, presado y caccineo»... Kuvencillo, «Joven, majo, xantrico, como rubi, fornido cuál atavio»...
...Silvestre, melancólica y Niste. «De Zarcon, verdezuela y oro, omalgamado por zarcillos... «Duerme».