A Gerard de Nerval
Nací en los montes pardos cuándo la locura llamaba al brebaje del olivo a inculcarse el aceite rojo de los satélites.
Una selva proyectada hacia los lejanos bosques acicalados y los cadáveres en descomposición. La hierba natural qué moldea con sus plantas al cielo perfecto y curvo con rastros de mártires en playas serenas y mudas.
La vasta caravana del ritual Afroamericano ha dejado por simbólico índice el pulgar benigno de la vulva y las costillas enfermas de sangre cómo carne en pura colocatura de triviales efigneas.
El acolito payaso hedoneando a purulentas secreciónes, la esfera espiritista de la herejía y los ahorcamientos en plena luz, nos dará por obsequio al árbol churruscado en dónde planctones minúsculos se arrastraran para devorar las manzanas envenenadas del primer gérmen autóctono y divino.
Comentarios & Opiniones
Siempre es un gustazo leerte querida Silvestre tus escasas apariciones son razón de gozo pues tu suprema pluma es don divino. Te abrazo!
grata lectura. Saludos cordiales
de agradable lectura, saludos.
Siempre un placer de obra !saludos poetisa.
Interesantes letras, Un gusto pasar. Saludos.
Me disculpo, por estar a punto de perderme vuestra obra; la encuentro completa en su forma expresiva y abrasadora. Vuestra pluma siempre ilumina éste lugar.
Recibe mis cordiales saludos.
"Nací en los montes pardos cuándo la locura llamaba al brebaje del olivo a inculcarse el aceite rojo de los satélites."...