Evan y Eneas

poema de Silvestre

¡Hay amor misericordioso!
En tus alas emplumadas me he hallado
Memoriza Evan
Eneas ha abierto la compuerta de la recámara
Están a solas y desnudos
Ya están encendiendo las llamas
La habitación es un desastre
Solo la luna y el espejo ha sido testigo de su amor
Es una Ninfomania
Porque se aman
Oh, dulce arcangel arcabuzero
Le dice Evan a su Eneas, mi dulce Miguel, mi guerrero, porque has reencarnado en una mujer solo para amarme y yo, soy Ertael, un antiguo ángel de los ejércitos de los primeros caídos, enamorado de una humana a la que tú mataste en tu otra vida
Ya mi Ana, había tenido un Grigory, al que tú mataste
Y me llevó años entenderlo
Es la venganza de Alexiel
Es la venganza del ángel de la luz
Pero los dos nos amamos, mi dulce Miguel, mi Mikaela, a quien yo ahora llamó Eneas Blust, y yo, Evan Lanister, atiendo tus demandas, he visto nuestra sepultura nupcial
Nos he visto en la tumba agarrados de la mano y al final enamorados
He visto a nuestros hijos
Ya tantos!
Sirena es la primera porque te evocaba al mar
Donde fuiste marinero
Y también sirena
Aun estas en las costas
En la humanidad tú no me quieres
No tienes sueños porque lo has visto todo
Ni siquiera te interesa enamorarte
Jamás te arreglas a no ser que Dios lo haga y trenze tus cabellos masculinos negros con rayos y truenos y te de una corona de príncipe
En la vida real
Solo me has vencido y yo, estoy en el infierno
Sin ti
Sin Ana
Sin mis hijos
Porque solo existen en un papel
Y tú, eres un arcángel
Algo egoísta por no querer enamorarte
Me cuentas del honor propio de no amar
¿Sabes acaso, Miguel, que yo, Evan, te amo con ese honor que tú juzgas de insensato?
¿Sabrás en que mundo estoy?
Te acordaras de mi?
Allí, con esas proféticas
Allí, con esa profeta
Tú, paseas vestido de pantalones de Jean y tapados de celeste
Es tan curioso
Aquí usas el mismo color
El mismo color que te veo siempre usar
Y se que tu sonrisa es tan hermosa
Y se que eres dulce
Amada Eneas
Amada encarnación
Tu ángel guardián sigo siendo yo
Aunque no me veas
Aunque ya no te interesen los sueños
Aunque digas que eres feliz en una granja
Vestido terrible
Con un gorro chistoso
Aunque digas que no buscas el amor
Quiero que sepas que aquí en Argorea están nuestros hijos, uno es un gendarme parecido a ti, y los otros catorce y los que vienen en camino son tan bellos, Ana me había dejado dos niñas que tu adoptante y son tus hijas ahora
Con nietos
Bisnietos y tatarabuelos
Somos felices aquí
Así que espero que cuando vuelvas a reír con esa terrible voz que tienes te acuerdes de mi
Y de tus hijos
Porque hacemos el amor cada noche en mis sueños y te amó como a nadie he amado...

Comentarios & Opiniones

Silvia

Impresionante historia.
Me ha encantado.
Saludos cordiales
Abrazo fuerte silvestre.!

Critica: