A ella

poema de San Brendano

A ella

Exagesis, germanio, descollo de la cima omnipotente y suavemente, triglicérido en la mente del qué reescribió el latín.
Entre la ofelia gratinada de la paz, robó la eléctrica umbela del prisno cervatillo.
En su cadera asirenada, fascinante talento del científico a oscuras.
Deletreo hermoso qué sana la fiebre de las serpientes y la obdecada sinfónica causada por su vibrato de malignidad.
Ausente ángel ha intentado vagamente elevarla a los castillos de la sinestesia.
Pupo lleno de repeluz la ha transformado en una hija de Nereo, así la escafandra en su sostén la ama cómo San Agustín honro a los animales.
Sin risas ni llantos evaporados en sus curtiembres viciosas.
Anabolica entre los esperanzados, pero ídolo qué se vitaliza en una hoguera.
El fénix supremo al final del escarnio.