A mi amado hijo, Esteban.
poema de Sergio Pincheira Vergara
Estabamos esperando la venida de el redentor infantil. Nos dispusimos a celebrar, los invitados reian y murmuraban palabras puras y trataban a la vez de disimular su corazon henchido de expectativas. Gracias por todo o por todo gracias. Angel del silencio.
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