Mezcla

poema de Santa

En el caos se mezclaban:
la humedad de las paredes
con la de su boca,
el frío del piso
con su pelo mojado,
las sábanas ásperas
con su cuello de terciopelo,
el ruido de la calle
con sus gemidos de puta,
la luz mortecina y cenital
con la de sus ojos blancos,
la textura de la cama
con la de su espalda,
el olor pis de gato
con el de su sexo
y el tiempo abonado
con un eterno presente.
Sí, ese cuarto era perfecto:
No tenía espejos.