La certeza

Al que sí se que es humano esto le digo.
Mi razón que el dolor nubla se pregunta
si es la duda la fuente del dolor
o el dolor la fuente de la duda.
Sólo pido la certeza o tal vez no,
más no me juzgues por quererla
ni tampoco por no creerla.
Que la busco en las palabras y en los gestos
y en las miradas que leo y que no entiendo.
Porque no se de tu amor pero sí de tu alma
te cuento que he adorado el sufrimiento
como un niño encaprichado de sentirse vivo
pero también en la pasión por la ternura
de todo lo que es pobre y humillado,
de todo lo abnegado y apocado,
y en el desprecio a lo romántico de los ideales vanos
de lucha y valentía que un día abracé,
y que he llegado a asumir en mi arrogancia
que sólo la tristeza más profunda
precede a la alegría más serena,
cual preciándome de entrever el misterio
de los renglones torcidos
del Único que escribe derecho.
A Él le pido fe y que me perdone
y a tí te digo que tienes mi certeza
que es romántica y mundana
pero también humilde y abnegada,
que es humana como tú y la quiero,
como quiero a tu certeza, con locura,
la locura de estos versos
que son sólo un pellizquito de mi alma
que es la tuya.