ESTA SOY YO HERMANA

ESTA SOY YO, HERMANA

Busqué el amor en las piedras, sí, la perla dorada del barrio, eso era una ilusión que se escapó de ser una madre adolescente. Los niños que aún no se sabían sonar, ya me querían hablar del lenguaje de las manos.

Mi madre trató siempre de abrigarme como la gallina a sus pollitos, ahora lo veo, me crecieron los ojos, antes estaba pequeña y solo veía mi abandono, vacaciones en el campo, lejos de mis hermanos y mis padres, desprotegida, sola, siempre sola, triste, melancólica…

¿Te conté que una vez hice algo gracioso? Até un cáñamo en el parrón de la casa y luego en mi cuello, esperé y esperé que la muerte viniera por mí, era una niña, pero esta señora no llegó, algo hice mal, ahora lo sé y me río, sin embargo, de chica, solo quería desaparecer.

Ser la hija del medio es complicado.

El sol se detuvo por un momento y recordé cómo me burlé de que tuvieras pelos en tu vagina, estabas lista para el sexo y yo no, quería sentirme como tú, grande, linda…

En mi adolescencia mutilaron mis pechos y tú no te enteraste; no estabas cuando me violó la nostalgia, cuando rasgó mi conciencia y sacó sangre con agua.
La batalla perdí cuando luché contra el barro, la casita de barro, la camita de barro. La lluvia consumió todo el barro; cuando eso pasó estabas tú, en ese tiempo te miré y no te vi, otra vez estaba triste, melancólica y mi mejor amiga era la soledad.

Quise huir de ella aceptando caricias desinhibidas, condicionadas, que solo me rasgaron el alma… ¡Como dolió!

Vino la aurora y me golpeó, tumbó mi rostro a tierra y lamí el polvo para volver a vivir, crucé laberintos escamados con agujas que hieren desgarrando mi piel.

Hermana, yo sé que siempre estuviste, aceptaste el papel de madre por ser mujer y la mayor de las tres. Has de saber que te amo, hoy recuerdo a una muchacha llorando por amor, flaquita, en silencio, bebiendo sus propias lágrimas y tus manos acariciando sin decir palabras, sin preguntas, sin porqués…

Mi boca se llenó de historias por contar, de miedos, de angustias y todo me lo tragué…

Hoy, la muchacha ha crecido, aunque lleva la niña dentro, se ha hecho mujer, a puras caídas, pero ha sabido levantarse, hoy ama y es amada…

¡Ven! ahora quiero verte y que estés entrelazada en mi mano…