El Gorrión Francés

De una pequeña pero gran mujer
nació la voz de Francia,
impronta de las calles de París
sentada en las aceras cantaba.
La conocían como el gorrión
pero su nombre era Edith.
Y anidaba en cáscaras y lágrimas.
Y de ellas, nunca llegó a salir.
Su música “Piaf” fue la musa ciega,
revoloteando sobre los Campos Eliseos
regresando siempre de vuelta
una tras otra las pérdidas se fueron cediendo.
Inquisitiva la mala suerte su caminó invadió
Pero el gorrión llegó al firmamento
Y desde allí descendió como un halcón
Mientras el mundo entero la fue aplaudiendo.
Pajarito picarón, ándate con ojo al levantar el vuelo
Que la ciudad se rinde ante tu voz
Que tu canto se oye aún cuando estás durmiendo.
Que tu música es el útimo deseo en los funerales
Que los difuntos hacen explícito en sus testamentos.
Que tu Francia purulenta aún tu herida
bajo el Arco de Triumfo de tus lamentos.
Que tú prestaste al arte, porque tú poblaste el mundo
Las célebres campanas como cáscaras se deshacen
En canciones atemporales que fraguan el ímpetu.
( Dedicado a Edith Piaf, la voz de Francia.)