Noche de verano

Aquella noche de verano,
con ese cielo oscuro despejado,
el plateado destello de la luna
alumbrando mi rostro blanco.
Sentada en la mesa de mi habitáculo
justo al lado de la ventana abierta
dejando que la suave brisa
me tocara la cara,
moviera mis cabellos,
me calmara de nuevo.

Sueño que la noche
es interminable,
que la existencia se basa
solamente en mí,
que estoy a salvo
junto con mis pensamientos,
que mi corazón
palpita la roja sangre con lentitud.
Pienso que no quiero vivir
otro momento que no sea este.

Cierro los ojos y las suaves manos de la brisa
acarician con lentitud mi cara,
me siento en paz sentada allá en la ventana,
dejando pasar las horas nocturnas
como si nada más importara.
Me concentro y escucho a lo lejos
una melodía perfecta de dulce armonía,
real o imaginaria, no lo sé,
el caso es que suena sencillamente perfecto
y yo sonrío de nuevo,
no sé si dormida o despierta,
en aquella noche de verano.