Maldita hora

poema de charute

En esa maldita hora
Que mucho se demora
En ese minuto
Cuando a tu lado me vuelvo diminuto
En ese segundo
Que vuelvo al mundo

Veo tus ojos compungidos.
Veo preocupación.
Los míos te miran airados.

Furia en la motivación
Pero ahora no agacho la mirada
Para esconder los míos en tus mejillas.
Ni tus labios me sirven de coartada
Para no mirarte a los ojos.

Vuelvo a ser yo en ese momento.
Y siento, de verdad siento.
Tristeza, pues la rabia
Que brota como envenada savia
Hace que vuelva a ser yo.

Te miro a los ojos, con la naturalidad que tuve.
No desvío los míos, preocupado en mirarlos mucho tiempo
Unas milésimas que sean inoportunas.
Porque en ese instante no los estoy viendo

Tu preocupación solo estoy sintiendo.
Sintiendo que es sincera,
Y como, como quisiera
que por todas las lunas
Esa fuese siempre mi mirada.

No airada, pero si despreocupada.
Una que no te inoportune.
Que no me delate.
que no rechaces.
pues estoy seguro que verías a la persona
que hay detrás de esas pupilas.

ahora llena de odio que no razona
pero contigo en sus filas

No quiero estar enfadado.
Para sentir que estas a mi lado.
No quiero recurrir a este cortocircuito.
Sé que estoy maldito.

Alguien proyecto un hechizo
Sobre mí que no tiene remedio
Y a ti te pilló en medio

Quiero sentir los “despertares”
Que me ocasionan no tomar mi pastilla.
Quiero no yacer muerto en la silla.

Pues el efecto de no ingerirla es volver a nacer.
Volver otra vez a ser
Quien era, sin preocuparme de que me miren.
Sin tener suspicacia.
Poder mantener una conversación sin relevancia.

Dejar el sueño que dura 18 años por un instante
Y entregarme a la vida, despierto

Sin el pensamiento muerto.
Herido en negatividad,
En deseos que nunca llevaría a cabo.
En atrevimientos que se quedan dentro.
En ideas que no merezco, ni mereces.

En daño que te causo.
Porque hago mal uso.
De la tormenta de palabras de mi mente.
De la sinrazón que puede sobre mi corazón.

Anulando mi bondad y transformándome en otro ser.
A ese que miras con cara de preocupación.
Pues en ese momento delicado has llegado a comprender.

Que busca en ti consuelo y motivación
Para seguir luchando con renovada ilusión.
Dejando de lado toda su desesperación.

Pero día a día y noche a noche, la sociedad
Me obliga a volverla a tomar.
Me devuelve a la silla
A dejarte de amar.

No hay otra triste realidad.