Es cierto que morimos

es cierto que morimos,
no una sola vez y para siempre
ocupando la tumba blanquecina,

morimos en la palabra pronunciada,
en el verbo que sale de los labios
predicando porvenir en cada sílaba,

se muere lo mismo en el abrazo
que en el beso y en el llanto:
en todo lo que parte hecho vida;

en todo lo que sale y nunca vuelve,
la semilla caída de la mano
y en los ojos contemplando el mediodía;

se muere tantas veces, tantas veces,
se muere en los pasos entregados
al altar del no saber la vía.