He vivido la muerte varias veces.
Morí en el eco de una despedida.
Fragmentos de mí se apagaron lentamente,
cada vez que una herida nueva
se alojaba sin permiso en el alma.
Mueren pequeñas versiones de uno mismo
cuando la decepción golpea de improviso,
cuando la mentira se disfraza de verdad,
y el cariño se convierte en mercancía barata.
Cada golpe endurece la piel,
pero se lleva, en silencio, la ternura.
Y con ella, se desvanece el deseo
de habitar este mundo sin escudos.
Mostrarse sin máscaras
se vuelve una hazaña improbable,
un acto casi suicida.
El miedo nos arropa,
nos conduce a orillas donde naufragan los sueños,
se apaga la risa,
y el amor se desvanece.
Ya no hay hombres hondos,
solo existencias planas,
vidas deshabitadas de profundidad.
Ser vulnerables parece peligroso.
Y por miedo a sentir,
dejamos de vivir.
Somos seres improbables,
cargamos a la espalda un millón de contradicciones,
buscando amor, cuando es este nuestro
único destino.
Comentarios & Opiniones
Saludos. Con gran profundidad emocional, estos versos exploran el impacto de las despedidas y el endurecimiento emocional que dejan, cuestionando nuestra conexión humana y el propósito de vivir en un mundo lleno de contradicciones. felicitaciones.
Muy interesante. Sin embargo, una buena formación psicológica nos ha preparado para seguir vivos a pesar de todo, inclusive del amor. Pero la vida exige demostración de valor para merecerla y eso para mi es lo que cuenta y no lo accesorio. Por es
Por eso es necesario que el edificio de vida tenga una base con estructuras antisísmicas para poder soportar lo que venga. En este tiempo para el artista, el poeta no hay sitio si es un creyente de la bohemia de antaño, igualmente que motivo de risa
cuando un sacerdote teólogo trate de palabrear con la creencia de almas y espíritus, ahí la cuestión es de saber o no saber así de simple. Y por mi parte muy claro el asunto que ya revelé entre mis escritos: A VIVIR BIEN INCLUSIVE SIN AMOR.
Abrazos.