Evadiendo el silencio

Una cabaña triste, sin puertas ni ventanas
Cubre al bosque mudo, sin pajaros ni animales.
Un lago cínico, sin peces ni movimiento
Mantiene en calma al viento, que llora en invierno.

El alma llega sin brújula ni con alimento,
Y camina perdido, medio somnoliento.
Se encuentra con la puerta recien creada
De una cabaña jamás imaginada,
Atraviesa las murallas estrechas e invisibles
Para llegar al bar de los irreconocibles.

Allí gritan a viva voz: ¡Paz y libertad!
Con una mano en el corazón y la otra en una cerveza.
No existe el frío ni el cansancio, todos ríen y crean lazos.
Los músicos te invaden con sus historias fugaces,
El día y la noche, simples frases.

Las almas siguen llegando una a una,
Pero ninguna sale de regreso
Al bosque mudo y triste
Donde reina el silencio.