Nunca Vencida

La muerte parece ser la aliada perfecta de los demonios que no se cansan de invitarnos a recordar los mas turbios y doloroso recuerdos…
Llegadas las 3 de la mañana, irrumpen mi sueño y vivo todas las noches el mismo momento…
Por cuestiones que no logro entender mi enemigo vuelve a estar en mi casa, vive conmigo y nuevamente su asquerosa mirada y sus manos rasposas me miran y me tocan y otra vez yo estoy ahí, fría y temerosa.
Se escuchan mis pasos apresurados por la casa pero ni siquiera yo se adonde voy, camino sin levantar mi vista pero puedo sentir su presencia, siento su fétido olor y presiento que respiro su aire de nuevo, ahí está el, con su cabeza baja y su vicio en el pensamiento vistiendo ese traje de inocencia que cada vez le aprieta mas.
Acelero mis pasos, pero no estoy escapando de el, solo intento fingir que no existe y que ya no me importa lo que haga, no importa lo que me haga.
Llego hasta mi habitación y la siento hoy mas fría y desordenada que nunca, está mi cama pero no es mía, tantas veces ultrajada, tantas veces violada. Estoy de espaldas hacia la puerta pero no me tardo en sentir su presencia, siento un escalofríos que recorre todo mi cuerpo, sube y baja por mi estomago y llega hasta mi garganta bloqueando mi voz y ya no puedo hablar. Esta noche, como muchas otras, el miedo, el enojo y la desesperación me aprietan el cuello y se llevan mis palabras tan lejos que ya nadie puede oírme.
Pero ya no soy la misma que era antes y ahora decido mirarlo, hacerle frente… saco un cuchillo, una piedra un hacha o lo que tenga y lo mato, lo mato tantas veces como el me mató a mi, puedo ver su sangre correr por su rostro, siento el impacto de los golpes pero no siento su dolor aún, le grito que me deje pero él como siempre, no me escucha. Intento cerrar la puerta y dejarlo fuera de mi cuarto fuera de mi vida, fuera de mi… pero él no se va.
Así despierto… asustada, cansada, pero nunca vencida…