Una canción para cada hora

poema de Lunática

Que éxtasis que era la boca de ese chico. Me derretía cada vez que lo veía, me derretía como un hielito en un vaso de vodka, en verano cuando hacen 31°. ¿Se imaginan cuando lo tocaba? Un cielo colapsado de fueguitos artificiales. Joder. Y lo tengo tan presente porque si lo viera en este momento estaría derramada, derretida y colapsada. Pero al igual que el agua que pasa del estado sólido, al líquido para luego evaporarse por el calor. Al igual que los fuegos artificiales, que son artificiales, y pequeños instante con un destello de luz para recordarte que después de eso solo hay oscuridad. Así fue como nos fuimos dando cuenta que no teníamos las mismas convicciones, éramos tan diferentes que nos moldeamos tanto, casi perfectamente para encajar. Pero nuestra forma natural siempre empujaba y nos volvíamos a desmoldar, y armar. Una lucha eterna en el encajar y dejar de ser.
Nuestros proyectos se fueron cayendo como las casitas de naipes que armas cuando estás aburride, un viernes a las 20:30.
Ay amor, como me costó darme cuenta que juntos no encajabamos. Lo negué de enero a enero. Y aún lo sigo negando.
Me lo advertiste, la noche que nos metimos a los juegos del parque de diversiones. Me fui enojada. Cómo pudiste decirme eso.
- Pero Amanda, vos sos solo un recuerdo de mi vida. En unos años, ni yo me voy a acordar de vos. Ni vos te vas a acordar de mi.
COMO SI TUVIÉRAMOS ALZHEIMER.
-No, no voy a permitir que nadie me olvide. No me vas a olvidar. Cómo vas a olvidar el parque de diversiones. A mí, a Anael, a mili.
Le temo tanto al olvido, como ser un mal recuerdo.
Me lo advertiste amor, en un momento ibas a olvidarme. Y lo negué y lo sigo negando.
Dejé en cada uno de los libros de tu repisa, mi nombre. Mis dibujos. Mis dedicatorias de amor. Y sobre cada uno de ellos un "no me olvides nunca".
Porque aun me cuesta darme vuelta y que no estés cantando canciones inventadas sobre la ciencia o sobre universo. Que diversión, explícame no extrañas eso?
Poner flamenco y ponernos a bailar.
Poner música italiana para cocinar pasta. Me río. Era un juego sentirnos juntos. Para todo teníamos una canción y un estilo de música diferente. La canción para despertar, la de las 15.30 de la tarde. El álbum para el mate y otro para el café.
Cómo me pudiste olvidar?
No entiendo.
Abandonaste el juego, o ganaste?
Me lo preguntó toda las noches. Y a veces a la mañana. Paso un año y tres días a la semana sigo escribiéndote para que no me olvides. Tengo miedo de ser un mal recuerdo, pero se que no lo soy. Solo quiero que no me olvides.
Dejé de usar el perfume que más te gustaba de mi, ese perfume me hace acordar a vos. Tengo un perfume que es más tuyo que mío.
Extraño que se mezcle con la campera de cuero y el olor a cigarrillo. Te extraño. Y yo no te olvido.
Aún te sigo escribiendo tres veces por semana, a veces cuatro. Para que no me olvides.
A veces me echo la culpa y otras veces a vos. También a tu familia. A mí psicólogo y a la inmensa mente humana que nos hace pensar que no encajamos. Y te vuelve tu enemigo. Y te encierra. Y te hace dejarme. Y te hace irte. Y te hace extrañarte.
AAAAAAH! Maldita enfermedad. La odio, y me da lastima por ella. Me dolió tu diagnóstico más que a vos. "Trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades."