Al anochecer

poema de Alina Gepi

Una alabanza inacabable
se pierde en la distancia
y define los zigzags de los labrados,
donde la amplitud es un bautizo
de sensaciones distendidas,
una claridad atenuada
entre compases quebrados.

El instante exacto en que los contraluces
viajan involuntarios por los caminos
desdibujados del anochecer
recibe los mimos del oreo ponentino,
que se duerme en el cojín de la tierra,
mientras la lentitud de la claridad menguada
se escabulle con timidez por el horizonte.

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