LA CENTINELA

LA CENTINELA
Ese día después de inhumar al exorcista más famoso, aquel que había compartido su mesa con mis horas en los claustros; llegué a mi tétrica morada. El chirriante portón allí con su oxidada osamenta de hierro y ese infausto ángel de piedra hicieron igual que siempre inmóvil recibimiento. Qué hora lúgubre cuando los sauces dejan caer su llanto entre los pinos, sin embargo mi ser solitario acostumbrado a liturgias y entierros impedían sufrir su frialdad de la noche invernal.
Luego de cenar frugalmente, me puse a revisar los mensajes y unas cartas del exterior.
– Debe viajar con urgencia –decían unas letras con
manchas que deduje ser lágrimas.
No sentí la menor emoción ante misiva llorosa, únicamente mi deber con los míos me obligaba a tomar sin demora ese avión cuyas penas había prometido no recordar. Esa noche no fue fácil conciliar el sueño, calculando a quién dejar cuidando del linajudo inmueble.
Sin mediar oraciones dormí unas horas hasta mi despertar por ruidos de aves o fieras al acecho.
Fue cuando recordando al exorcista procedí a revisar uno de sus manuscritos que me había legado.
– Si consigues su servicio deberás pagar así, decían las fórmulas de unos conjuros.
En el fondo, no era mi avaricia la que negaba contratar normales guardianes, no, era la desconfianza que ellos pudiesen resistir pasar unas noches en la mansión.
Según exigía la fórmula, esperé tres días luego del sacrificio a las sombras, al llegar la noche me armé de valor para darle una copia simbólica de llaves. No había luna y caía pausadamente la nieve, cuando a lo lejos aullidos de lobos anunciaban que se aproximaba. Entonces resistiendo esa opresión en todo mi ser, cual si cargase sobre mi todos los dolores y pecados del mundo, cerré la puerta dejando en su interior la peor monstruosidad, tan abominable sobre todo nombre, aquella que no dormirá de día ni de noche, para esperar algún hurtador y alimentarse de su alma, cumpliendo su deber más allá de lo sepulcral.
Sí, ella, su alcaide infernal de los muertos.

DERECHOS RESERVADOS DE AUTOR
Música: Antonio de Cabezón - Tiento del primer tono; Jean-Baptiste

Comentarios & Opiniones

Fander

Hermosa obra!, todo un placer leerla; gracias por compartir, saludos a la distancia

Critica: 
Artífice de Sueños MARS rh

Hola Fander.
Me alegro que te guste. Resulta una obra con fundamento real.
Saludos cordiales y a seguir escribiendo.

Critica: