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poema de MASK Skonvros

Retazos de los trazos de los abrazos
que dimos siendo mimos y encontronazos.
Bosquejos de un añejo vino tan tinto,
que arrugó hasta al fulgor de un fuego extinto.

Tu lava pululaba sola y escandinava,
sin saber que fue ayer que se desataba
un viento tan violento que derrumbase
los prismas de las mismas cimas y bases.

La bruma que me abruma en esta frase
es la hache que se niega a callarse;
escrache de escarchas de fúnebres marchas
que han de huir antes que ir en comparsa.

Demasiado tarde para volver atrás...
... demasiado temprano para reiniciar.

Bajémonos ya
de este lento tren,
dejando atrás
a nuestro estrés.

Quizás lo peor
cuando ya no estés
será que soy yo
quien nunca me iré.

El hierro que destierro; Pavlov, sus perros
salivan y me miran. Velas de entierros.
Quemando los comandos, yo dosifico
añicos de abanicos a pala y pico.

Mi mente, cognoscente de este presente,
añora aquellas horas más intermitentes
que astillan y que brillan por su ausencia,
que pican y salpican con su presencia;

que acechan tras la mecha de aquella fecha
en la que yo practiqué, con arco y flecha
acertar y al fin matar trágicas simbiosis
de mi D.C.L. y tu múltiple esclerosis.

Demasiado tarde para volver atrás...
... demasiado temprano para reiniciar.

Yo, tan roto...
... vos, intacta.
Vos, tan fuerte...
... yo, inerte.
Vos, tan frágil...
... yo, hecho añicos.
Vos, tan roja...
... yo, tan ámbar.

Y cuando me muera,
que sea con mis sueños,
pues, si los cumpliera
-feliz y risueño-,
serían de tierra
y no rascacielos;
cabrían en botellas
sin mensaje adentro;
serían reales
-prudentes, no audaces-,
y no fantasía
que alegre mis días.
Y cuando me entierren,
que sea con mis libros
pero si me creman,
denlos a amigos;
que, cuando me muera
será con mis sueños,
porque si los cumplo
-tan hábil y astuto-,
serían de tierra
y no rascacielos.

Y en mi epitafio no habrá ni una palabra,
solo se verá tu bella cara tallada
y -si acaso- grabarán la leyenda:

"Acá yace, feliz y radiante,
una pobre alma en pena errante,
cuyas huellas todavía erran".

Ahora que vos
mirás y no ves,
ya no miro yo
empero veré.

Sé que lo peor
de que ya no estés,
es que sí soy yo
quien me quedaré.

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