Confidencias

Ese cosquilleo que siento en el corazón es un desasosiego inquietante de saber que todo ha quedado siempre fragmentado,
desde el pasado,
un apego insondable y a la vez tan intenso, que paso como una estrella fugaz en plena oscuridad,
en medio de tantas y tantos cuerpos celestes. Disfrutado a medias,
incluso los besos vigilados quedaban a espera de otra oportunidad,
aquel apretón que dejo el alma orbitando,
en el cielo imaginario de toda la galaxia.
La cita que se nos quedó pendiente toda la vida, rondando la ilusión de que algún día llegaría a cumplirse, en el tiempo, en el silencio, en el espacio.
Quedo ahí, perdida en medio de todo el universo, esa energía que se expande hasta las más sagradas lejanías del infinito, prendido de una delicada telaraña que nunca logro despegar, resistiendo y a la vez olvidando, viviendo en otras dimensiones que al final se siente que no nos pertenecen; pero, que es nuestro presente, porque se sigue oponiendo el universo.
Y ahora; ya todo es remoto, el presente que nos pertenece es nuestro refugio, es el sostén de cada día, para continuar por la vía preparada para llegar al final del corredor de este bello y bendecido planeta.
Al margen nos quedamos oscilando por los senderos de la vida que nos tocó vivir.
Siendo felices o infelices a medias, como se diría? ni idea,
lo bueno de todo, es que todo ese sentir se refugia en una bella amistad, que se fortaleció a través de las vueltas que nos ha ofrecido la existencia,
y por eso doy gracias a Dios;
quizás en el fondo ese era nuestro destino, estaba escrito en él libro de nuestra vidas,
una gran amistad que se funde detrás, entre el amor que una vez nos encontró, de repente, dejándonos atónitos, deslumbrados como si hubiéramos estado frente a nuestra otra mitad y las metas, los sueños y los amores con los que nos tropezamos y nos volvimos a tropezar convirtiéndose en esa especial piedra que nos sacudió fuerte la cabeza y el corazón,
para despertar de un sueño blanco tejido de hilos dorados y azules de la inmensidad del cielo y el mar;
en ese donde solo las hadas existen.
Y así hasta hoy, se nos presenta el sentimiento que fluye indudablemente como el agua que corre incesante en el arroyo oscuro entre el boscaje y se sumerge en las profundas aguas del océano.
Porque es una amistad que se ha mantenido a través del tiempo, con mensajes y llamadas inesperadas, que por instantes nublan la razón, pero inmediatamente el cerebro domina el corazón y recuerda, principalmente ese compromiso, esa familia y este momento de nuestras vidas.
Pero así es, es una amistad hermosa que valoramos cuando tenemos lapsos tristes, con problemas, y que necesitamos un oído que nos escuche, un alma que nos abrace y un consejo que nos lleve hacia adelante.
Lo valoro mucho, mucho; porque aún en los momentos más complejos nos hemos tenido de lejos a través del hilo de las telecomunicaciones, del móvil,
con un pequeño e insignificante emoi,
un mensaje,
una rosa,
un te quiero,
un todo va a estar bien.
Y nunca un mal consejo, que manche esta bonita y sincera amistad.

Maritza talaavera lazo

Itza´s

14/04/2021